viernes, 20 de agosto de 2010

NEW YORK, UN SUEÑO CUMPLIDO


Un día cualquiera una simple propuesta llegaría a convertirse en realidad. New York, un paraíso palpable, un despertar de un sueño, un mundo sacado de una película a nuestra medida.


Hasta que no estuve allí, no lo creí. Ya he vuelto y todavía no soy consciente de lo que he vivido.

Mi amiga Silvia y yo decidimos emprender este viaje que tanta ilusión nos hacía.

Algo perfecto que no comenzó con buen pie. A nuestra llegada, vinieron las esperas en el aeropuerto, el sinfín de controles que a cada paso nos sometían, cuestionarios incoherentes e incluso graciosos que teníamos que rellenar para poder entrar en el paraíso. Más y más esperas que parecían interminables, teniendo en cuenta las 5 horas de tren hasta Madrid, 3 horas en el aeropuerto y las 8 horas de avión. Un día agotador que a nuestro parecer estaría recompensado una vez pusiéramos la patita en tierras americanas.

Lo que no esperábamos eran otras 3 horas de espera en el aeropuerto estadounidense a causa de algún que otro rezagado al que tuvimos que esperar. Por fin, ya estábamos en el autobús dispuestos a arrancar rumbo a nuestro hotel para poder descansar, pero una lluvia repentina y agresiva auguraba lo que nos iba a ocurrir en breves instantes.

No nos sorprendió que la última parada fuera la nuestra. Hotel Wellington, 7ª Avenida, perfecta ubicación, en pleno Manhattan, parecía que lo peor ya había pasado, estábamos en nuestro hotel, en New York, algo increíble.

Entramos, así como Julia Roberts en Pretty Woman…

-Hellouu! Gud naight! (con mi inglés chapucero)
- Good night! …. (a partir de ahí comencé a escuchar un sinfín de palabras indescriptibles hasta que desconecté y empecé a fijarme en los enormes dientes del recepcionista, ¿qué dirá?, ¿por qué no me da las llaves de la habitación de una vez?)
- Yu espik espanis? (pregunté)
- (Más palabras indescriptibles del susodicho hombretón de enormes dientes)

Después de una acalorada conversación que no llevaba a ningún fin, se acercó otro hombretón cuya función sería ejercer de traductor entre ambos:

- Si, bueeno… dice que esta noche no os podéis quedar aquí en este hotel…
- (cara de pánico, país desconocido, no se inglés, gotita en la cabeza, sudores fríos, temblor de piernas, paralización de cara…) ¿¿¿¿¿Cómorrrrr????? Sí lo hemos contratado desde España!!!!
- Nos hemos encargado de buscaros otro hotel cerca de aquí…
- Me da igual, quiero mi habitación (le hubiera arrancado los dientes al estilo antiguo al ya no tan simpático recepcionista).

Total, que después de gritos, agitamiento de brazos y demás movimientos poseídos, tuvimos que irnos resignadas al otro hotel durante la primera noche, eso sí, como únicamente nos faltó el giro de cabeza de 360º, nos recompensaron con una habitación mejor, un día de desayuno gratis y un botones que nos llevara las maletas al nuevo hotel y al día siguiente de vuelta.

Al parecer toda la mala suerte se concentró en ese primer día y durante los siguientes

comenzaríamos a disfrutar de nuestro viaje soñado.

Primer día (Domingo 25-07-10): emocionante, indescriptible, acudimos a una misa Gospel en Harlem al más puro estilo americano, mis ojos observaban atentos bañados en lágrimas algo… algo… no sé. Que voces, que improvisación, no me lo podía creer y en tan solo unos segundos y sin darme apenas cuenta me uní al cotarro cantando y tocando las palmas sin descanso. Todavía no entiendo porque extraña razón no dejaba de sonreír… Bueno… si lo sé…

Ese día fuimos a visitar la casa de George Wasinghton, la escultura de Hamilton, las calles de Harlem con sus habitantes vestidos de boda dispuestos a entrar en misa, para ellos es el día más importante de la semana. Fuimos al teatro Apollo, lugar donde nacieron los Jackson Five, inicio de la carrera de nuestro queridísimo Michael. Conocimos a Franco, un pintor con previsiones de futuro bastante importantes. Recorrimos los pasillos del gran museo de historia natural, donde se grabó la película de “Noche en el museo”. Muy interesante, por cierto. Dimos un paseo por el impactante Central Park, un contraste digno de ver, naturaleza y ciudad unidos en un mismo lugar. Enorme fauna, ardillas, pájaros multicolores nunca vistos, bicicletas inundando los caminos de tierra, carritos que trasportaban a la gente a sus destinos… tal y como en las películas.


Llegamos al mosaico conmemorativo de Jonh Lennon en el mismo parque central donde había un centenar de personas a su alrededor dispuestas a captar la instantánea y un tipo gracioso con una guitarra entonando canciones de él. Visitamos la fachada de la casa donde asesinaron al cantante cuyo acceso estaba restringido. Degustamos un enorme perrito caliente, ya que aún no habíamos comido. Nos había cundido la mañana.

Mientras buscábamos la manera de regresar a las cercanías del hotel, y con un sol de justicia, el tiempo nos volvió a sorprender increpándonos con una imparable lluvia que caía sobre nuestras cabezas. No llevábamos paraguas. ¿Cómo volvemos?

- Exquiusmiii, gou tu de taims escuer¿¿
- Fuhaeurgousfhdgjeaograefug
- Ay dont anderstand (uffff agobiooooo)

Hasta que un amable chico surgido de la nada, nos ofreció su incondicional ayuda y nos llevó hasta la parada del metro. Nos aconsejó que compráramos una tarjeta que nos serviría para toda la semana, una gran decisión, ya que el metro fue nuestro mejor aliado en nuestra aventura neoyorkina.

Llegamos al Rockefeller Center, todavía llovía. Entramos en los estudios de la NBC y conocimos sus instalaciones, de lo que nos explicaban, como ya habréis adivinado, ni papa. El interior y los estudios donde trabajaré algún día, ideales. Terminada nuestra visita, subimos al Top of the Rock, todavía tengo mis ojos clavados en las impresionantes vistas que de allí se podían observar. Todo Manhattan a nuestros pies. Visitamos la enorme y tan conocida plaza donde todos los inviernos se instala la pista de patinaje presente en infinidad de films. Visitamos la iglesia de San Patrick, la figura del Atlas y por la noche nos acercamos a la esquina publicitaria famosa. Que derroche de neon, que iluminación extrema, que de multitud de gente, todos los establecimientos abiertos, toda la noche… estaba en el paraíso… Lo mejor de todo, esa conocida calle era la calle de nuestro hotel, no podía ser mejor. Para culminar la noche, cenamos en el Planet Holliwood. Qué orgullosa estaba de este día, eso sí estábamos reventadas.

Segundo día (Lunes, 26-07-10): Contratamos la excursión de contrastes, visitamos el Bronx, Queens y Brooklyn. Muy completa. Queens es la zona residencial. El puente de Brooklyn resaltando sobre ningún otro. Y el Bronx… extremadamente interesante. Sus gentes, el comportamiento de éstas, los graffitis marcando los territorios de los pandilleros, los sangre fría, los perros salvajes… que curiosidad sentía por todo aquello. Visitamos el estadio de los Yankees. Conocimos a los reservados judíos ortodoxos, por un momento parecía que hubiésemos vuelto al pasado, que intrigante. Terminamos la excursión cuya parada final era Chinatown, pero antes de visitarla hicimos un descanso en McDonalds para comer. Con nuestro estómago repleto proseguimos la andadura por el barrio de los ojos rasgados. En un entorno muy particular, el regateo era el protagonista si querías encontrar “chollos”, creí en un instante haber viajado a otro país. Después de unas “pocas” compras nos acercamos al Soho. Cogimos el metro rumbo a Times Square e hicimos una parada obligatoria en el Empire State, con una acogida de cine, King Kong nos esperaba. Poco puedo decir de las magníficas vistas cuyo horizonte estaba flanqueado por la minúscula estatua de la libertad. Sin palabras… Una vez en tierra, y convertidas en las hormigas que hacía unos instantes contemplábamos nos acercamos al Madison Square Garden sin éxito ya que sólo abría sus puertas por las mañanas. Finalmente cenamos y fuimos a descansar para al día siguiente emprender un nuevo destino.

Tercer día (Martes, 27-07-10): Estatua de la Libertad. Por suerte, gracias a nuestro “madrugón” llegamos temprano y la espera no se convirtió en algo agobiante. Un sol de justicia y de nuevo más controles… Como decía al principio la mala suerte del primer día en ese día se quedó, ya que fuimos afortunadas por subir las primeras al barco que nos llevaría hasta Staten Island. En primera fila, con asiento privilegiado, allí estábamos nosotras, ansiosas por conocer a nuestra amiga Libertad. Bajamos del barco, recorrimos los alrededores, fotografiamos el momento y volvimos al barco de regreso a tierra. Visitamos el monumento conmemorativo por el 11S, Wall street, el toro representativo de la bolsa de New York, la zona cero que logró desatar mi lado más sensible y provocarme unas lágrimas al recordar el terrible suceso acontecido. Fuimos al centro comercial Century 21 cerca de allí. Y fue el comienzo de nuestras primeras compras compulsivas. Decidimos que ya iba siendo hora de regresar a la Gran Manzana y una vez allí atravesamos nuestra adorable 7ª Avenida para llegar al museo de cera Madame Tussauds, donde pude intimar con Brad Pitt, tener una cena romántica con George Clooney, pasear por las calles de NY con Jonny Deep y por supuesto cantar mi “Simply the Best” con la insuperable Tina Turner, que subidón!!!

Cuarto día (Miércoles, 28-07-10): Oh my God!!!! Que es esto que tengo en mis gemelos???? 0_0 Ni Miguel Indurain en sus mejores tiempos. Este día prometía ser más tranquilo más que nada porque no podía apoyar los pies sin que mis gemelos no me produjeran un insoportable dolor. Es lo que tiene no hacer otro deporte más que el sillón ball. Durante el día visitamos el periódico “The New York Times”, Radio City, el hotel Hilton, el Moma con sus espectaculares obras de Van Gogh y Picasso entre otros. Conseguimos entrar al tour en el Madison Square Garden y contemplar las enormes instalaciones donde se celebran cada año innumerables partidos de basket de los rangers. Nos situamos en la zona destinada a la prensa y nos adentramos en los vestuarios de los jugadores. Volvimos al hotel satisfechas de la mañana que habíamos tenido y descansamos un poco ya que mis gemelos no me permitían seguir con la aventura. Una tarde que culminaría de la mejor forma que hubiera imaginado. Uno de mis grandes sueños estaba a punto de hacerse realidad, no diré más: musical de Chicago... No tengo palabras para describir lo que sentí, me imaginé allí, sobre el escenario, que envidia sentía por aquellas que en ese momento interpretaban ese fantástico musical. Terminado el espectáculo, nos dimos una vuelta por la avenida cuyos milímetros ya conocíamos a la perfección y volvimos al hotel.

All that jazz… ;)

Quinto día (Jueves, 29-07-10): Visitamos la Gran Central Terminal cuyo interior dejaba paso a las incesantes entradas de personas que con café en mano y abundante estrés corrían trajeados para llegar a sus puestos de trabajo. Que inmensidad, amplitud y majestuosidad. No había visto nada parecido. Proseguimos el día visitando el edificio de las Naciones Unidas, la pistola de la no violencia que allí se encontraba. No podíamos dejar pasar un edificio de gran envergadura, el Chrysler. Hicimos parada en el hotel presidencial, donde se hospeda Zapatero en sus visitas a las americas. Un lujoso y gran hotel sin duda. Nos quedamos encantadas con una de las pocas iglesias en el mundo que disponen de aseo y restaurante, algo impensable. Volvimos a Brooklyn para volver a ver el tan famoso puente y fotografiarlo de cerca. Pero unos momentos después saborearíamos nuestra verdadera identidad americana al adentrarnos en una lavandería típica de allí. Descansamos un breve instante para comer cerca del hotel, y visitamos el museo de Egipto, donde contemplamos auténticas e impresionantes obras traídas del país de los faraones. Acariciamos a los “policehorse”, visitamos el edificio plancha, nos permitimos un “caprichito” que consiguió dejarnos con los bolsillos vacíos, paseamos por la 5ª Avenida y pusimos nuestros enormes ojos como platos sobre las grandes tiendas de marcas que allí se encontraban. Volvimos a visitar la plaza del Rockfeller Center de noche, repleta de gente paseando. Y para culminar el día, una enorme limusina blanca con una capacidad para una decena de personas nos llevo por las calles de Manhattan. Una experiencia que nunca olvidaremos, como tampoco podremos olvidar que fuimos “conductoras” por unos segundos de este increíble vehículo.

Sexto día (Viernes, 30-07-10): Se acerca el final y como gran desenlace elegimos este día para terminar de gastar todo el dinero que nos quedaba. Comenzamos a tirar de tarjeta, entramos y salimos de las tiendas sin desperdiciar el más mínimo segundo. El outlet de New Jersey Garden resultó ser el más dulce final de un viaje impresionante, testigo directo de nuestra “casi” ruina. Después de una hora en autobús llegamos al paraíso de los precios baratos y marcas por doquier. Era mi perdición… mi tarjeta se tambaleaba, mis huesos se resentían, mis gemelos ya no formaban parte del cuerpo, no notaba las piernas!! Sólo pensaba en comprar y comprar. Hasta que sucedió un milagro, con las manos agrietadas por el peso de las bolsas y las lentillas a punto de cuartearse dentro de mis ojos cansados, allí estaba ella… aquella china nos salvó la vida, esperándonos en un puestecito dentro del centro comercial, dispuesta a descongestionarnos los huesos. SÍ. Aquella china nos hizo un masaje en la espalda. Después de un largo y fastuoso día de compras era lo que más necesitábamos.

Séptimo día (Sábado, 31-07-10): Era nuestro último día, el avión salía a las 8 de la tarde, así que como ya teníamos hechas las maletas, aprovechamos hasta el último momento y como a nuestra tarjeta de crédito todavía le quedaba un suspiro fuimos a reavivarla de nuevo. Nos encaminamos de nuevo al Century 21 en la otra punta de la ciudad, llegamos y arrasamos hasta que la tarjeta murió sin ninguna posibilidad de reanimación. Volvimos rápidamente al hotel, nerviosas, el tiempo jugaba en nuestra contra, a las 12 teníamos que desalojar el hotel y eran las 11 y media. Finalmente llegamos a tiempo y ultimamos los detalles para volver a nuestra patria. Autobús, aeropuerto y un último adiós especial a ese “otro” mundo espectacular que ha calado en nuestras vidas como un recuerdo de por vida.

Nunca olvidaré sus calles, sus gentes, edificios, museos, esas alcantarillas rebosando humo que no era más que vapor procedente del sistema de agua caliente de la ciudad, esa casi sobredosis de McDonalds que nos dio, una experiencia única que espero poder repetir algún día, sin duda, para poder disfrutar de nuevo de ti, New York.


lunes, 14 de junio de 2010

NO ME QUEDARÉ CON LA DUDA...

Tan sólo una oportunidad…

Un mundo lleno de obstáculos que impiden llegar a metas soñadas

Y en este punto de mi vida…

SÍ… sé que puedo hacerlo, alguien me lo dijo

¿Y cómo intentarlo, como saber cuándo es el momento, saber si te equivocas, saber cómo empezar?

Una vida predestinada y que en este momento no sé cómo encauzar

¿Haré bien? ¿Haré mal?

¿Y si tan sólo pienso en lo que verdaderamente quiero hacer sin pensar en nada más?

...No estaría mal…

Confío, confío en que puedo hacerlo, creo en mí y eso es lo que me tiene que dar fuerzas

Sé que no me quedaré con la duda…


…GRACIAS…